¿Qué es el Convenio MARPOL?
En teoría, el Convenio MARPOL es un conjunto de reglas internacionales creadas para mantener los océanos limpios y saludables. MARPOL es la abreviatura de Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques, un acuerdo de 1973, modificado por el protocolo de 1978, y el protocolo de 1997 con sus artículos y anexos, fue firmado por muchos países del mundo con el objetivo de evitar que los barcos ensucien y contaminen los mares. Al Anexo VI del convenio, se han adherido 100 países.
Si embargo, al leer la normativa nos encontramos con un par de consideraciones a tener muy en cuenta, el “discutible” Convenio MARPOL permite según el Artículo 14.1, no aceptar, no cumplir una o varias disposiciones, aunque parezca increíble; y otra cosa a tener muy en cuenta también es que los buques se rigen por la normativa de los países en que estén registrados, la normativa bajo su bandera, esta puede ser mucho más laxa o no que otras y que una vez fuera de aguas jurisdiccionales, en alta mar o en aguas internacionales, es más fácil “olvidarse” de las normas y mucho más difícil comprobar su cumplimiento.
Artículo 14
Anexos facultativos
1) Todo Estado, al tiempo de firmar, ratificar, aceptar, aprobar el presente Convenio o adherirse al mismo, podrá declarar que no acepta alguno o ninguno de los Anexos III, IV y V (a los que se designará en adelante anexos facultativos) del presente Convenio. A reserva de lo anterior, las Partes en el Convenio quedarán obligadas por cualquiera de los anexos en su totalidad.
2) Todo Estado que haya declarado no considerarse obligado por algún anexo facultativo podrá aceptar en cualquier momento dicho anexo mediante depósito en poder de la Organización de un instrumento del tipo prescrito en el párrafo 2) del artículo 13.
3) El Estado que formule una declaración con arreglo a lo previsto en el párrafo 1) del presente artículo en relación con algún anexo facultativo y que no haya aceptado posteriormente dicho anexo de conformidad con el párrafo 2) del presente artículo no asumirá ninguna obligación, ni tendrá derecho a reclamar ningún privilegio en virtud del presente Convenio, en lo referente a asuntos relacionados con el anexo en cuestión, y las referencias a las Partes en el presente Convenio no incluirán a dicho Estado en lo concerniente a los asuntos relacionados con el citado anexo.
4) La Organización informará a todos los Estados que hayan firmado el presente Convenio o se hayan adherido al mismo de toda declaración formulada en virtud del presente artículo, así como de todo instrumento recibido y depositado de conformidad con el párrafo 2) del presente artículo.
Los cruceros y sus residuos también deben cumplir la normativa MARPOL.
Otra amenaza ambiental, estrechamente ligada a la actividad de cruceros, es la generación de residuos líquidos y sólidos, estudios demuestran que los cruceros representan menos del 1% del total de la flota mercante mundial y son responsables del 25% de todos los desechos generados por los buques mercantes a nivel global.
Estos desechos son diversos, desde desechos humanos, desechos sólidos, aguas grises, aguas de sentina oleosas, agua de lastre, etc.
Según informes como el de Oceana.org, los cruceristas generan un promedio de 3.5 kg de desperdicio de alimentos por día. Además, la cantidad promedio de desechos domésticos (cualquier cosa que no sea desperdicio de alimentos, aceite de cocina o plástico) es de aproximadamente 3 kg por persona por día; también se generan 40 litros/día/persona de aguas negras; aprox. 340 litros/día/persona de aguas grises; 10 litros/día/persona de agua de sentina; 30 gramos/día/persona de residuos tóxicos o peligrosos entre otros.
Durante un viaje de una semana, un crucero con capacidad media para 7 mil personas incluida la tripulación, genera alrededor de: 1.960 metros cúbicos (1.960.000 litros) de aguas residuales conocidas como aguas negras; 16.600 metros cúbicos de aguas residuales de lavabos, duchas, cocinas y lavanderías conocidas como aguas grises; 1.4 toneladas de desechos tóxicos de laboratorios fotográficos, limpieza en seco, desechos médicos y dentales y pinturas usadas; 171,5 toneladas de desperdicios de comida, 147 toneladas de basura; 490 metros cúbicos de agua de sentina oleosa.
¿Por qué debería ser importante MARPOL?
Todo tipo de barcos al navegar, generan diferentes cantidades y distintos tipos de contaminación:
- Derrames de petróleo: ya sea por accidente, avería, descuido, etc., el petróleo y o sus derivados que lleva puede derramarse al mar, dañando la vida marina y las costas.
- Vertido de sustancias tóxicas: los barcos transportan muchas sustancias químicas que, si se vierten al mar, pueden contaminar el agua y los alimentos marinos.
- Basura: la basura que se genera y se tira desde los barcos, como plásticos o restos de comida, puede dañar a los animales marinos y ensuciar las playas.
MARPOL establece una serie de normas y regulaciones, muy laxas e insuficientes, muy difíciles de contralar su cumplimiento y que los barcos deben cumplir para reducir al mínimo la contaminación que generan.
En el Anexo IV está claro que la descarga de aguas sucias en el mar está prohibida, excepto cuando el buque disponga de una instalación de tratamiento de aguas aprobada o cuando estas hayan sido desmenuzadas y tratadas y se descarguen a una distancia superior a tres millas marinas de la costa más próxima. También dice que las aguas sucias que no hayan sido tratadas, se podrán descargar a una distancia superior a 12 millas marinas de la costa.
Según esta normativa, los barcos que dispongan de instalaciones de tratamiento de aguas negras, están autorizados a descargar sus aguas a una distancia mínima de 3 millas de las costa; quienes no dispongan de planta de tratamiento, deben descargar las aguas negras sin tratar a más de 12 millas.
En resumen, MARPOL debería ser un tratado internacional fundamental para proteger nuestros océanos y garantizar la limpieza y el mantenimiento de sus aguas, pero sus artículos y anexos permiten a los buques eludir normas, algunas fundamentales, que demuestra la necesidad urgente de actualizar y fortalecer este tratado internacional para garantizar la protección efectiva de nuestros océanos y denunciar que este tratado no es suficiente para abordar la crisis de contaminación marina actual.
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